sábado, 12 de junio de 2010

Pisar la cima...


¿Habéis experimentado la sensación de pisar la cima? Seguro que sí... y espero que más de una vez... (tanto si es metafóricamente como literalmente). Hace poco lo viví, nunca estuve tan alto: 3.718 metros...

La sensación fue fantástica, después del esfuerzo, la recompensa; ver la salida del sol, magnífico; estar rodeada de un grupo de gente majísima, muy bonito (aunque una se sintiera como pez fuera del agua, al comprobar que la mayoría era gente experimentada, acostumbrados a andar por territorios agrestes, mientras una se sentía como un astronauta pisando la Luna...).

No me puedo quejar, las condiciones eran buenas... el frío no era extremo, el camino bien marcado, ánimos no me faltaban... a pesar de que me faltase el aire y que el elemento S (nuestro querido amigo azufre) se obstinase en interponerse en nuestro camino.

Pero lo conseguí, y eso es lo que cuenta... y mis rodillas me respondieron (gracias a la ayuda de los magníficos bastones, benditos sean!)

Supongo que a estas alturas sabréis de qué cima os estoy hablando... el famosísimo Teide, la cumbre más elevada de España.

Ni siquiera tuvimos que pedir permiso para subir a la cima... si pasas la noche en el Refugio de Altavista (3.270 m) y antes de las 9 de la mañana estás de vuelta, no es necesario. Así que ya nos ves, a las 4.15 de la mañana, bostezando, perezosos, desayunar, abrigarse, coger el frontal y para arriba!

Valió la pena!

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